Bajo de Seishin

En una edificio de dos plantas, la inferior está ocupada por el Jounin de la tormenta en calma. El superior está vació, y nadie lo usa. Nada mas entrar, hay un gran salón, con dos puertas al fondo, una para la habitación y otra para el aseo. La cocina queda a la izquierda, con una tabla de bar para comer. Hay un televisor y un sofá bastante amplio pero algo antiguo, y un sillón al lado de una lampara. Hay 4 ventanas solo en el salón. Al fondo, cerca de la puerta del baño, hay un tapete y algunas pesas. El aseo tiene un baño con ducha, y la habitación una cama individual grande. Las paredes son de color Beige, y el suelo tiene una moqueta color rojo oscuro.

Volvió a su bajo tras el entrenamiento. Suspiró al cerrar la puerta, quitándose la armadura. Fue directo al aseo para tomarse una ducha. Dejó toda la ropa en el cesto de la ropa sucia y volvió a su habitación. Se puso un conjunto parecido y salió al exterior. Subió por las escaleras al primer piso, y cuando llegó a la puerta, suspiró. Acarició el pomo, pero no llegó a entrar.
-Hemos comenzado con los nuevos alumnos. Tendrías que ver al chico que me ha tocado. Un jinchuriki, ni mas ni menos. Estoy excitado por lo que podre ver entrenando con él. Te hubiese encantado.-Apartó la mano del pomo. Las ventanas seguían bloqueadas.-Pronto podrás volver a ver todo. Solo necesito... Un poco mas de tiempo. Se que podremos curarte, solo... Espéranos.

Volvió a su piso, y se tiró en el sillón. Cerró los ojos y pronto quedó dormido. Tuvo sueños de fuego y hielo.

Algunos minutos después de que abandonara mi departamento, estuve preguntando a algunos aldeanos la forma de llegar a la casa del Jounnin. Después de casi 8 minutos de busqueda, llegué a la casa que debía de ser la de Sheishin.

Me acerqué hasta la puerta y le dí un par de toques no muy duros. Mientras me quedaba esperando en frente de la puerta a la que de seguro saldría Sheishin, o cuando menos eso esperaba, platique un poco con el Nibi. No era algo que hiciera muy amenudo, pero en momentos de espera o aburrimiento, hasta el estaba dispuesto a tener una pequeña charla conmigo, en especial cuando el estaba tenso o alerta por alguna razón.

Abrió la puerta con gesto algo cansado. Observó a Ruiyoku esperando, y cerró sin decir palabra. Diez segundos después abrió de nuevo, esta vez con la armadura, pañuelo, y equipo encima.
-Honestamente, no me acordaba que teníamos que entrenar.- Dijo, aguantando un bostezo.- Así que entrenaremos para desperezarnos, o al menos, para que yo lo haga.
Aguantó una risa, mientras cerraba la puerta tras de sí, y comenzaba a andar hacia la zona de entrenamiento, esperando al genin.

-No me da confianza este sujeto.-Dijo el Nibi.-Aunque tampoco confío en ninguno de los jounnins. La vida me ha enseñado a valer de mi mismo, y se me daba de una forma excelente.

Ya le iba a contestar cuando Sheishin abrió la puerta, mostrando cansancio en su rostro. Cuando ya lo iba a saludar, cerró la puerta dejandome con las palabras en la boca.

-Creo que continuaremos la conversación para otro momento.-Pensé cuando Shishin salió y lo saludó con un simple "Hola".

Realmente no me importaba que se le hubiera olvidado, para eso estaba el estudiante, para recordarle ciertas cosas y precionar al sensei para que lo entre. Cosas de la vida.

Me limité a seguirlo. PRobablemte el objetivo sería la pradera con el lago.

Volvió hasta su apartamento, abriendo la puerta de su bajo, dejando caer sus cosas junto a la puerta. Subió al piso superior y permaneció esperando frente a la puerta del apartamento cerrado.
-Hoy toca otra visita.-Susurró a la madera.

-Serán 5 en tan solo unos días.-Seishin abrió la puerta cuando su compañero estuvo cerca. Dentro la temperatura era bastante mas baja. Una habitación completamente vacía, excepto por una vitrina. Se acercó a paso lento, casi solemne, y observo la figura palida de la chica que había en el interior. Casi parecía una niña, pero su busto, caderas y rostro eran mas adultas que la edad que aparentaba por su altura.-¿Darte asco? Fuí yo quien levantó el muro de hielo sobre tí y no sobre ella. Tú tenias el golpe certero, pero si tu resultabas herido ella podría haberte curado. Yo... Puse la misión por delante de nuestra seguridad personal. Tu tenías el golpe limpio, no podias permitirte volver a cubrirla a ella, no sabíamos si podriamos volver a tener esa oportunidad.
Apoyó la mano sobre el cristal, agachando ligeramente la cabeza.
-Lo único que pude hacer era congelarla... Sus heridas podían ser curadas, pero yo... Aun no me atrevo a intentar cancelar la técnica. Ha estado congelada mucho tiempo, tengo miedo de... De haberla matado al no haber actuado mas rápido.

-Para él era casi una hija. Ademas, siempre nos inculcó que los compañeros van antes que la misión. El sabe que fué decisión de ella acompañarte en lacarga para mantenerte caliente en medio de mi tormenta de frio, pero creo que se culpa de no haberla protegido el mismo. Aquella misión era para él, no para nosotros. Al menos es lo ultimo que llegue a escucharle.
Se separó un instante del cristal para comprobar el termometro que había en la vitrina.
-Creo que con ayuda de un ninja katón y otro médico, podria tratar de ir descongelandola poco a poco, pero no tengo en quien confiar. Sensei estaba en contra de esto, y ni siquiera Hokage sabe que la tenemos aquí. No se en quien confiar para hacerlo... Por eso espero que esta nueva generación avance. Tal vez si crecen lo suficiente para ser de alguna ayuda...

-Por eso: si las nuevas generaciones no son capaces de ayudarnos de aquí a unos años... Optaré por el destierro voluntario. No voy a rendirme con esto.-Se apartó el pelo de la frente, con gesto procupado.- Solo espero que si no son lo bastante buenos para ayudarnos, no lo sean para darme problemas.
Suspiró, repasando sus pensamientos. Las visitas siempre eran dificiles.

-Aun queda tiempo.- Se cercionó de que todo iba bien antes de acercarse hasta la puerta para salir el también.- Solo es un deseo... Un sueño.
Esperó para cerrar a que ambos estuvieran fuera.
-Mi chico aplastará a los tuyos, por ciertos. Pero esperemos aun para el duelo. Supongo que Kaito también te habrá dicho algo.

Saltó por la barandilla para bajar antes a su piso. Entró y repitió su rutina de ducha, ejercicio, cena y descanso. Había sido un día largo e intenso.